Hay unas máquinas por la calle en las que metes un cacho plástico y te dan dinero. Es la hostia.
Estaba en una de las que tiene mi banco por ahí, y tras meter la tarjeta y teclear mis numeritos y mis deseos en la puñetera pantallita táctil que tienen, y que funciona como el culo, me quedé esperando a que procesase y me sacara mis euritos nuevecitos.
Inciso:
Hay un motivo que todos sabemos para que los cajeros devuelvan la tarjeta de crédito ANTES de darnos la pasta. ¿Verdad, queridos lectores inexistentes, que conocéis la respuesta?
Bueno, pues mi banco no.
Resulta que el cajero automático de marras me soltó lo billetes antes de devolverme la tarjeta, y no contento con eso, luego me soltó este pantallazo, también antes de devolverme la tarjeta:
Lo cual es dóblemente estúpido, dado que:
a) No sólo estamos acostumbrados (por razones obvias) a recibir la tarjeta antes que la pasta, sino que por esa misma costumbre, y con mayor motivo, podríamos decidir marchar del cajero una vez que tenemos los billetes. Pero además...
b) Me ofrecen una mierda de crédito que no he solicitado nunca, ni me interesa, por un importe mucho menor del que ya tengo en mi cuenta.
Esto produce las siguientes reacciones inmediatas:
a) Me ponen de mala uva, porque veo que el mejor día me olvido la tarjeta con los listos que son.
b) Pienso que me toman por subnormal profundo si creen que voy a acogerme a un crédito que:
- b1) Me sale de un cajero de pantalla táctil medio defectuosa en cuatro líneas y a saber con qué letra pequeña y qué gran interés.
- b2) Es por una cantidad muy inferior a la que ya poseo, en ese mismo banco, sin necesidad de pagar interés alguno.
Y con esto, queridos amigos, concluye una historias más, para dormir a gusto, sabiendo que esta gente es la que controla las economías a escala global, nuestros ahorros y nuestro futuro.
Ciértamente reconfortante.



