lunes, 22 de noviembre de 2010

Qué listo es mi banco

Hay unas máquinas por la calle en las que metes un cacho plástico y te dan dinero. Es la hostia.

Estaba en una de las que tiene mi banco por ahí, y tras meter la tarjeta y teclear mis numeritos y mis deseos en la puñetera pantallita táctil que tienen, y que funciona como el culo, me quedé esperando a que procesase y me sacara mis euritos nuevecitos.

Inciso:
Hay un motivo que todos sabemos para que los cajeros devuelvan la tarjeta de crédito ANTES de darnos la pasta. ¿Verdad, queridos lectores inexistentes, que conocéis la respuesta?

Bueno, pues mi banco no.

Resulta que el cajero automático de marras me soltó lo billetes antes de devolverme la tarjeta, y no contento con eso, luego me soltó este pantallazo, también antes de devolverme la tarjeta:

Lo cual es dóblemente estúpido, dado que:

a) No sólo estamos acostumbrados (por razones obvias) a recibir la tarjeta antes que la pasta, sino que por esa misma costumbre, y con mayor motivo, podríamos decidir marchar del cajero una vez que tenemos los billetes. Pero además...

b) Me ofrecen una mierda de crédito que no he solicitado nunca, ni me interesa, por un importe mucho menor del que ya tengo en mi cuenta.


Esto produce las siguientes reacciones inmediatas:

a) Me ponen de mala uva, porque veo que el mejor día me olvido la tarjeta con los listos que son.

b) Pienso que me toman por subnormal profundo si creen que voy a acogerme a un crédito que:
  • b1) Me sale de un cajero de pantalla táctil medio defectuosa en cuatro líneas y a saber con qué letra pequeña y qué gran interés.
  • b2) Es por una cantidad muy inferior a la que ya poseo, en ese mismo banco, sin necesidad de pagar interés alguno.

Y con esto, queridos amigos, concluye una historias más, para dormir a gusto, sabiendo que esta gente es la que controla las economías a escala global, nuestros ahorros y nuestro futuro.

Ciértamente reconfortante.

martes, 16 de noviembre de 2010

Palomitas a mil doscientas

Pues eso. Luego se quejarán de que no acudamos con más frecuencia a las salas de butacas, pero es que esto ya no es lo que era.

Que las palomitas siempre fueron caras en el cine. Lo sé. Llevo comiéndolas durante décadas. Pero esto ya es indignante.

Me acuerdo, de pequeñito, cuando tras cortar la entrada me ponía a la cola, y estudiaba con detenimiento el puñao de monedas que me quedaban en el bolsillo, y a su vez, con emoción y mucha matemática, el cartel de precios de los refrescos y las palomitas. Yo siempre quería el cucurucho más grande de todos. No siempre era posible. Pero bueno, el del medio sí que solía caer.

Ahora, en mis cines habituales, ya no cabe lugar para las cábalas. Es todo muy simple, palomitas pequeñas y refresco pequeño, mil doscientas. Palomitas medianas y refresco mediano, mil doscientas. Palomitas grandes y refresco grande, mil doscientas. Así, redondeando. Y lo digo en pesetas, pero para los que sean de la ESO, 7 pavos y pico, dónde pone "menús":


O dicho de otra forma: el que quiera palomitas, que pague mil doscientas. Da igual una palomita que tres kilos. Tarifa plana. De palomitas. Aún me duelen los ojos.

Muy lógico todo, ¿a que sí? Lo resuelvo no pillando nada la mitad de las veces. Y no porque no me lleguen las monedas del bolsillo: nuevos tiempos, nuevos problemas. Ahora lo que me pasa es que me toca los cojones a tres tiempos que estos iluminados, además de aprovecharse, no me dejen valorar la elección del tamaño de mis palomitas y sus precios. Cuestión de principios.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Presuntamente, lo que me salga del culo

El mundo es así. Calumnia, que algo queda.
Tiene tanto que enseñarnos el gremio político y el de los periodistas, ¡cuánto podemos aprender de ellos!

Y es que si quieres decir algo de alguien, y no lo puedes probar, tú dilo igual, pero pon "presunto" delante. El "presunto estafador", la "presunta asesina" y la "presunta acosadora", por poner ejemplos, en ambos géneros y géneras. Que esa es otra.

Y arreglao. Si era mentira, que me tiren de donde cuelga, que yo ya dije "presunto" delante.

Y luego está el caso contrario, que es cuando ves imágenes en la tele de un tío salir de la escena del crimen, lleno sangre, con dos pistolas y una navaja entre los dientes, gritando "fui yoooo", "yo la mateeee", "la mate YOOOO", y el periodista, que sigue en su mundo perifrástico, dale que te pego: "observamos abandonar la escena del crimen al PRESUNTO ASESINO".
A ver Oh!, que éste ya es confeso, mójate y di lo que ves sin tanto epíteto, mocín.

Bueno, yo me subo a la moda y sentencio:
PRESUNTAMENTE MIS VECINOS NO SE LAVAN, Y PASAN FRÍO.



Y como siempre, una fotilla que asevera mi presunción. Eso que veis es el pasquín que recoge el consumo total acumulado de gas de mi edificio. Yo vivo en el 2ºC. Vivo solo. Y hay meses que estoy de vacaciones, y ni siquiera estoy en el piso. En muchos de los otros pisos que aportan datos viven familias de hasta cinco personas. Y el que más paga de gas, como veis SOY YO. De hecho, donde me consta que viven al menos cinco, pagan menos de la mitad!

Teniendo en cuenta que todas nuestras calderas son relativamente nuevas y funcionan bien, que me ducho una vez al día (lo justo y necesario), y que pongo la calefacción a 20 ºC para no pasar frío en este árido clima, de nuevo, y ya respaldado por los datos expuestos, reitero:

PRESUNTAMENTE MIS VECINOS NO SE LAVAN, Y PASAN FRÍO.

Hale, ahí queda esa. Ahora que me convaliden el título de Ciencias de la Información, que eso de arriba era mi tesis. JAJAJAJAJA.
Pero mira que le gusta a la gente ir de Científicos sin serlo, si es que me mondo con las universidades. De eso ya os hablo otro día, que da pa mucho. Pasé por una! Para su desgracia, ella no pasó por mi ;)

viernes, 5 de noviembre de 2010

Veranidad

Esta entrada tenía que haberla posteado el día que hice la foto, pero es que no me salió de los huevos hasta ahora.

Pero a lo que vamos, hagamos un ejercicio de adivinación, observad la foto, y decid en qué fecha creéis que la tomé:


¿Ya? Pues fijo que no acertáis. Esa foto la saqué el día 6 de Octubre. ¡Toma ya!.
Sobrecogedor documento, sin duda. Y las viejas haciendo la compra y ni se inmutaban. Y eso que estaba yo allí al lado de la estantería, echando espumarajos por la boca, y nada, no les asustaba ni eso ni el turrón.

Y es que en este país podemos hacer lo que nos salga de los huevos, que a la gente se la trae al pairo.

Me acuerdo de un día hace muuuucho, era yo pequeñito, más bajito que una banqueta, y me tocaba estudiar en el colegio el tema de "Las estaciones del año". Había que hacer un dibujo de cada estación y poner debajo la fecha en la que empezaba. Para los que no os acordéis, lo miráis en google.
(Pista: dos semanas antes de la fecha de esa foto de arriba, era oficialmente verano)

Y así lo vi claro: la Navidad, que adoro, la están mandando a tomar por culo entre todos los borregos de este mundo. Esa época especial, que dura apenas un par de semanitas al año, ahora va a durar casi seis meses, con tal de vender turrón. Turrón, o lo que pinte.

Y así me di cuenta de que en breve celebraremos la Veranidad, que será una Navidad que dura desde el verano hasta la cuesta de enero. Mola eh?

A mi ni un pelo.